El verano pasado estuvimos en Brasil, mi país, mi tierra. Allá naci, me crié, hasta que, a los 27, conoci a Gus, quien me ha llevado a dar unas vueltitas por latinamérica.
Brasil es un país de muchos contrastes, gigante, con culturas muy diferentes en toda su extensión, pero hay una cosita, una costumbre local, fuente de ingresos de muchos trabajadores, que siempre es igual, la FERIA LIBRE ( feira livre en portugués).
Se trata de un Mercado outdoors, en la calle, que en general ocupa el espacio de una manzana, seminal, la mia todos los jueves, donde se encuentra una grande disponibilidad de vegetales y frutas frescas, comdimentos y espécias, además del quiosco de pastellitos fritos, con toda clase de rellenos, y el caldo de caña, puro, con limón o piña.
También están las "barracas" de pescados y mariscos frescos, pollo y carne.
La Feria es toda una aventura, donde uno descubre aromas y sabores de la tierra, el valor del trabajo humano, ademas del calor de un pueblo muy especial. Siempre que vamos a Brasil, lo que haremos otra vez en dos semanas, llevo a mis hijos a esta experiéncia única, pues si, no hay nada mas BRASILEIRO que una FEIRA LIVRE.
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